CÉSAR VALLEJO

 VANGUARDIA  EN IBEROAMÉRICA


CÉSAR VALLEJO


Cuando vamos a estudiar la Vanguardia y su presencia Iberoamérica, debemos tener presente la evolución que tuvo la lírica, básicamente, en la Literatura de finales de siglo XIX y principios del XX.

El siglo XIX había visto nacer en Iberoamérica una corriente estética fundamental, la primera propuesta estética que nacía en estas tierras y se exportaría hacia Europa (básicamente a España, influenciando muchos representantes de ka Generación del 98): el Modernismo. Dicho período marca su nacimiento con la publicación del libro AZUL de Rubén Darío ( 1867-1916) en 1888. 

Si tratamos de encontrar las líneas que definieron al mismo, podremos ver que esta corriente se nutría principal de corrientes principalmente francesas del siglo XIX: el Parnasianismo y el Simbolismo. Del primero tomaría el gusto por las formas, su aspiración a la más pura belleza y su confirmación vehemente del Arte por el Arte mismo. Del Simbolismo renacería el gusto por la palabra evocadora, el gusto por las innovaciones de carácter musical y muchos de sus símbolos, el cisne y el azul, entre otros. Los modernistas se movieron con un afán de escoger los temas de “prestigio artístico”, cayendo muchas veces en un “torremarfilismo” que había sido comenzado ya en cierto modo por los simbolistas franceses.

Podemos decir que prácticamente hasta 1920 encontramos manifestaciones del Modernismo, sin embargo será justamente en este período donde comience a manifestarse cierto abandono al mismo, de la mano de principalmente dos modernistas: Julio Herrera y Reissig (uruguayo) y Leopoldo Lugones (argentino). Será importante destacar en esta transición el poema de Enrique González Martínez ( mexicano): TUÉRCELE EL CUELLO AL CISNE (1910),  que marcaría la necesidad de transformar las letras y extirpar de raíz la simiente modernista. Dicho cisne hace referencia directa al  ave heráldica de Rubén Darío, pero el mismo, no se quedaría en una confrontación directa a Darío, sino que trascendería los límites de la misma para ser leído como un verdadero manifiesto poético.

El Modernismo está agotado para 1920 y es el momento para una nueva literatura. En este momento encontramos algunas propuestas literarias de importancia, entre ellas, cabe destacar la “lírica femenina”, que si bien, encuentra sus raíces en DelmiraAgustini (uruguaya) y María Eugenia Vaz Ferreira (uruguaya) incluso antes de la finalización del siglo XIX, tuvo en la década del veinte, tres importantes representantes: Juana de Ibarbourou (Uruguay), Alfonsina Storni (Suiza, radicada en Argentina), Gabriela Mistral (Chile). Cuando Juana de Ibarbourou publica en 1919 LAS LENGUAS DE DIAMANTE  despierta los sentidos de muchos amantes de su sencillez y frescura para cantarle a su tierra, a sus paisajes. Frente al refinamiento o ornamento de los modernistas, la poeta inaugura una poesía sencilla y sincera, que exaltaba lo cotidiano de la vida, y se alejaba de los presagios asombrosos y los modelos fabulosos empleados por el modernismo en su afán por asimilar los exquisitos modelos del arte clásico. Seguirían EL CÁNTARO FRESCO ( 1920) y RAÍZ SALVAJE (1922).

Sería importante también en estos años la llegada de dos destacados poetas que traerían desde sus viajes a Europa la impronta de la Vanguardia poética: Jorge Luis Borges, con su Ultraísmo y Vicente Huidobro con su Creacionismo. Ambas propuestas tendrán su importancia y se enmarcarán en un clima de profundas similitudes con el espíritu de la vanguardia europea.

En Gabriela Mistral la presencia del amor se hace tan intensa que culmina desembocando en Dios. Su amor se vierte en todas las cosas, es tan inmenso que se vuelca del amado hacia todo lo que lo rodea. Su interés radica en el sentimiento más puro, más intenso, escapando de una preocupación por la forma y la búsqueda de la belleza en sí misma.

Alfonsina Storni por su parte se interesa por el alma de Buenos Aires, por la ciudad, una constante en la poesía moderna, pero que no había sido explotada por el Modernismo, más preocupado por el clima de misterio y exotismo que por mostrar el mundo redundante. Su poesía nace de su experiencia. Tuvo contactos con el Romanticismo, pero también con el Clasicismo para volcarse y aparecer en un Simbolismo.

Por Ultraísmo entendemos la vanguardia poética, básicamente liderada por jóvenes, que pregonaba el dejar de lado cualquier clase de ornamento (puntuación, adjetivos, adverbios, etc), para concentrarse en lo que verdaderamente definía a la vanguardia: la metáfora; metáfora a ultranza era el estandarte de esta vanguardia.

El creacionismo tendrá una propuesta diferente, en sí  mismo una teoría del arte; en él el  poeta es como un pequeño dios y construye su poema de la misma forma en la cual la naturaleza da vida a un árbol. La poesía es en sí misma y el poeta es un ser capaz de crear espacios donde no existen, de mostrar la belleza donde no se encuentra. La intención de esta poesía es meramente estética, no hay compromiso social alguno, como no lo hubo tampoco en el Ultraísmo. Su principal representante sería Vicente Huidobro quien pasó la mayor parte de su vida en Europa, y será justamente allí, en París, donde escribe sus manifiestos, exaltando su deseo de crear una poesía despojada de toda “retórica”. 

Sobre la década del treinta, sin embargo encontraremos una poesía de vanguardia más comprometida socialmente; una poesía que grita la situación del hombre americano, del hombre sufriente y del mundo en caos. Encontraremos aquí dos representantes fundamentales (entre tantos) que tuvieron una propuesta por demás diferente uno del otro: el chileno Pablo Neruda y el peruano César Vallejo.

Pablo Neruda se caracterizó por una poesía plagada de erotismo, por una sensualidad única y un desarrollo de la vanguardia con una fuerte impronta dadaísta y surrealista. En sus libros de poemas: RESIDENCIA EN LA TIERRA I y II, se embarcó en el juego de las imágenes incongruentes, caóticas, llenas de juego y sugerentes. Intentó mostrar el fragmentarismo que afectaba la vida de los hombres, la insuficiencia de sus producciones materiales para la felicidad, el cansancio de ser hombre en el mundo de los hombres.

Neruda es el creador de una atmósfera de intensa realidad, de una lírica que bien puede definirse como cósmica porque está referida al “reino de este mundo”: paisajes, objetos, naturaleza, a través de símbolos violentos, metáforas insólitas y de un vocabulario de inusual riqueza



LA POESÍA DE CÉSAR VALLEJO


Vallejo nació en Perú en 1892 y murió en 1938 en París, sus restos descansan en el cementerio de Montparnasse, tal como lo dispuso su amada Georgette.   Desde muy joven comenzó a relacionarse con artistas destacados como Víctor Raúl Haya de la Torre, José Eulogio Garrido, Alcides Spelucín, Macedonio de la Torre. Fue la suya, una época febril, sacudida por cambios sociales, políticos e ideológicos (irrupción de la filosofía marxista y el Psicioanálisis).

Si vamos a encontrar cualidades en su poesía podemos decir que se encuentra en ella por primera vez un sentimiento indígena virginalmente expresado, producto de su herencia indígena, así lo entiende el crítico José Carlos Mariategui. En su poesía tomaron voz tanto elementos del Simbolismo, como del Modernismo como también de la Vanguardia poética, sobre todo del Expresionismo y el Surrealismo. Su técnica estuvo siempre en continua elaboración y perfeccionamiento. Tiene en su poesía el pesimismo del indígena pero llena de una inmensa ternura y caridad. Siente el dolor por el hombre, su pena no es personal, no llora por César Vallejo. Violenta, fuerza la palabra logrando el máximo de expresividad. Tuvo una poesía fraternal, se conduce por la palabra hermanándose con el resto de los hombres. Los grandes temas de su estética que terminan de delinearse y profundizarse en uno de sus libros publicados de forma póstuma: POEMAS HUMANOS, serán: la orfandad (una orfandad metafísica), el tiempo cíclico y la absurdidad del dolor.

Publicaría su primer libro 1918 LOS HERALDOS NEGROS  de base modernista, pero donde ya comenzaría a marcarse una poesía personal, que llegaría a ser una descarnada muestra de sinceridad y amor por el género humano. Se ha dicho que este libro pertenece al ciclo Simbolista, ya que tiende a existir una expresión basada en el símbolo e imágenes antropomórficas, fuerte influencia de sus raíces indígenas. LOS HERALDOS NEGROS están divididos en seis partes: el primer ciclo es “Plafones ágiles”, “Buzos”, “De la tierra” , “Nostalgias imperiales”, “ Truenos” y “Canciones del hogar”. En este libro aparece en Vallejo una fuerte influencia de Darío y Herrera y Reissig, sobre todo en la carga presente en el mismo de erotismo y misticismo; hay un juego entre la carne y el espíritu, la orgía y la pureza, el satanismo y el angelismo, todos ellos mezclados y confundidos en una poesía que cuestiona al hombre y su vida.

Sin embargo su obra por excelencia vanguardista será TRILCE (1922). Es una obra esencialmente vanguardista con una fuerte influencia europeísta. Es una obra que muestra una fuerte influencia del Ultraísmo, aunque ella no es en sí ultraísta.  Vallejo dirá de él: El libro ha nacido en el mayor vacío... Asumo toda la responsabilidad de su estética. Hoy, y más que nunca quizá, siento gravitar sobre mí, una hasta ahora gravitación sacralísima, de hombre y de artista: la de ser libre!... Dios sabe cuánto he sufrido para que el ritmo no traspase esa libertad y cayera en libertinaje...”( escribe a un amigo).

El primer título que había pensado era “Cráneos de bronce”, pero ya en prensa la obra lo cambió por TRILCE, en el cual el tres se une a dulce. En él desaparece por completo la musicalidad que caracterizaba a LOS HERALDOS NEGROS , y se da lugar a un completo distorcionamiento del lenguaje. Los significados de las palabras pasan a un segundo plano, lo que interesa ahora es lo que expresan las mismas en un poema concreto, nacen para dar a vida al poema independientemente de la información que cargara su existencia.

En cuanto a la forma y su contenido: sus poemas están titulados a partir de una numeración romana y tiene una fuerte carga de palabras de origen latina.  Se caracteriza por un intenso trabajo con el neologismo y la desarticulación más absoluta del lenguaje para lograr la máxima violencia. Aparece un lenguaje barroco, entrando en la médula misma del castellano. Tiene además, una fuerte tendencia al arcaísmo. Los adverbios se convierten en verbos y sustantivos.  Le aportó a su lenguaje un profundo sentido metafísico. Suprimió los signos de puntuación, los nexos sintácticos, intercalando mayúsculas y minúsculas, expresiones numéricas, etc. Fusionó palabras para causar desconcierto en el lector. Suprime el verso hasta llegar a una sola sílaba; 

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Vallejo iría con TRILCE más allá de las inutilidades retóricas que dominaban el campo de la poesía en aquellos años. Dos experiencias personales serán básicas para moldear su poesía: la prisión en Trujillo y la muerte de su madre. En la Vanguardia encontraría el medio para expresar toda la violencia de la cual era víctima y al mismo tiempo, expresar toda la violencia de la cual era víctima el hombre en su género. Para Vallejo el hombre es un ser que nace para sufrir y no existe vida sin sufrimiento. Sufre por la orfandad a la que ha sido liberado, ya que Dios ha creado al hombre y lo ha dejado a la deriva, esta es una concepción de fuerte estructura Existencialista.

Este libro es rebelde y se enmarca en un alarido irracional. Para ello el poeta dispondrá a su antojo de la ortografía y los signos de puntuación, jugando además con la estructura del tiempo: “el traje que vestí mañana”.

Su obra más respetada sin embargo, será POEMAS HUMANOS, obra póstuma que recoge lo mejor de la evolución de su estética logrando allí, los verdaderos objetivos en los que caminó durante toda su producción estética: mostrar la dimensión trágica del hombre; dejar en evidencia la absurdidad del dolor humano; perfilar los temas de la orfandad y la muerte; cierta seña comunista; hermandad con el sufriente; añoranza de su Perú lejano; logra la plenitud de la palabra poética; aparece en él un nuevo concepto de alma, el “hueso” es el alma para Vallejo, jugando con la mezcla de lo físico y lo espiritual en un todo. 


César Vallejo (Perú 1892 - París 1938)


Las características de la obra de Vallejo son variadas. En primer lugar se ha hablado de su sentimiento indígena y la solidaridad hacia los más desamparados, que tiene una importante regresión a sus orígenes. 

Destacan en su poesía elementos simbolistas y modernistas en su poética inicial, así como de vanguardia, sobre todo se aprecian influencias del Expresionismo y el Surrealismo. 

Su técnica estuvo siempre en continua elaboración, se puede ver una amplia superación estética desde sus primeros textos hasta los publicados, incluso póstumamente por su familia y amigos. 

Hay en él un pesimismo lleno de una inmensa ternura y caridad. Siente el dolor por el hombre, su pena no es personal, es universal, de allí que se diga con acierto que Vallejo se duele por el hombre como género y no por penas personales. Su poesía es pues,  fraternal.

Por otro lado los temas más recurrentes en su obra serán: la orfandad, el tiempo cíclico y la absurdidad del dolor.



SELECCIÓN DE POEMAS DEL AUTOR



Los heraldo negros


Hay golpes en la vida, tan fuertes... ¡Yo no sé!

Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,

la resaca de todo lo sufrido

se empozara en el alma... ¡Yo no sé!


Son pocos; pero son... Abren zanjas oscuras

en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.

Serán tal vez los potros de bárbaros atilas;

o los heraldos negros que nos manda la Muerte.


Son las caídas hondas de los Cristos del alma

de alguna fe adorable que el Destino blasfema.

Esos golpes sangrientos son las crepitaciones

de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.


Y el hombre... Pobre... ¡pobre! Vuelve los ojos,

como cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;

vuelve los ojos locos, y todo lo vivido se empoza,

como charco de culpa, en la mirada.


Hay golpes en la vida, tan fuertes... ¡Yo no sé!



Los dados eternos



Para Manuel González Prada, esta emoción bravía y selecta, una de las

que, con más entusiasmo, me ha aplaudido el gran maestro.


Dios mío, estoy llorando el ser que vivo;

me pesa haber tomádote tu pan;

pero este pobre barro pensativo

no es costra fermentada en tu costado:

¡tú no tienes Marías que se van!


Dios mío, si tú hubieras sido hombre,

hoy supieras ser Dios;

pero tú, que estuviste siempre bien,

no sientes nada de tu creación.

¡Y el hombre sí te sufre: el Dios es él!


Hoy que en mis ojos brujos hay candelas,

como en un condenado,

Dios mío, prenderás todas tus velas,

y jugaremos con el viejo dado.

Tal vez ¡oh jugador! al dar la suerte

del universo todo,

surgirán las ojeras de la Muerte,

como dos ases fúnebres de lodo.


Dios míos, y esta noche sorda, obscura,

ya no podrás jugar, porque la Tierra

es un dado roído y ya redondo

a fuerza de rodar a la aventura,

que no puede parar sino en un hueco,

en el hueco de inmensa sepultura.


A mi hermano Miguel


Hermano, hoy estoy en el poyo de la casa.

Donde nos haces una falta sin fondo¡

Me acuerdo que jugábamos esta hora, y que mamá

nos acariciaba: »Pero, hijos...«


Ahora yo me escondo,

como antes, todas estas oraciones

vespertinas, y espero que tú no des conmigo.

Por la sala, el zaguán, los corredores.

Después, te ocultas tú, y yo no doy contigo.

Me acuerdo que nos hacíamos llorar,

hermano, en aquel juego.

Miguel, tú te escondiste

una noche de agosto, al alborear;

pero, en vez de ocultarte riendo, estabas triste.

Y tu gemelo corazón de esas tardes

extintas se ha aburrido de no encontrarte. Y ya

cae sombra en el alma.


Oye, hermano, no tardes

en salir. Bueno? Puede inquietarse mamá.


Hoy me gusta la vida mucho menos


Hoy me gusta la vida mucho menos, 

pero siempre me gusta vivir: ya lo decía. 

Casi toqué la parte de mi todo y me contuve 

con un tiro en la lengua detrás de mi palabra. 


Hoy me palpo el mentón en retirada 

y en estos momentáneos pantalones yo me digo: 

¡Tánta vida y jamás! 

¡Tántos años y siempre mis semanas!... 

Mis padres enterrados con su piedra 

y su triste estirón que no ha acabado; 

de cuerpo entero hermanos, mis hermanos, 

y, en fin, mi ser parado y en chaleco. 


Me gusta la vida enormemente 

pero, desde luego, 

con mi muerte querida y mi café 

y viendo los castaños frondosos de París 

y diciendo: 

Es un ojo éste, aquél; una frente ésta, aquélla... Y repitiendo: 

¡Tánta vida y jamás me falla la tonada! 

¡Tántos años y siempre, siempre, siempre! 


Dije chaleco, dije 

todo, parte, ansia, dije casi, por no llorar. 

Que es verdad que sufrí en aquel hospital que queda al lado 

y está bien y está mal haber mirado 

de abajo para arriba mi organismo. 


Me gustará vivir siempre, así fuese de barriga, 

porque, como iba diciendo y lo repito, 

¡tánta vida y jamás! ¡Y tántos años, 

y siempre, mucho siempre, siempre, siempre!


Piedra negra bre una piedra blanca


Me moriré en París con aguacero,

un día del cual tengo ya el recuerdo.

Me moriré en París -y no me corro-

tal vez un jueves, como es hoy, de otoño.


Jueves será, porque hoy, jueves, que proso

estos versos, los húmeros me he puesto

a la mala y, jamás como hoy, me he vuelto,

con todo mi camino, a verme solo.


César Vallejo ha muerto, le pegaban

todos sin que él les haga nada;

le daban duro con un palo y duro


también con una soga; son testigos

los días jueves y los huesos húmeros,

la soledad, la lluvia, los caminos...



Revisión de sus tres obras centrales:


LOS HERALDOS NEGROS (1918)


Base modernista y  Simbolista.

Poesía personal.

Descarnada muestra de sinceridad y amor por el género humano. 


TRILCE


Fuerte influencia del Ultraísmo

Completa distorsión del lenguaje.

Los significados de las palabras pasan a un segundo plano

Sus poemas están titulados a partir de una numeración romana

Intenso trabajo con el neologismo

Desarticulación más absoluta del lenguaje para lograr la máxima violencia.

Lenguaje barroco, entrando en la médula misma del castellano.

Tendencia al arcaísmo.

Los adverbios se convierten en verbos y sustantivos.

Le aportó a su lenguaje un profundo sentido metafísico.

Suprimió los signos de puntuación, los nexos sintácticos

Intercala mayúsculas y minúsculas, expresiones numéricas.

Fusionó palabras para causar desconcierto en el lector.

Suprime el verso hasta llegar a una sola sílaba.



POEMAS HUMANOS


Buscó mostrar la dimensión trágica del hombre

Dejar en evidencia la absurdidad del dolor humano

Perfilar los temas de la orfandad y la muerte

Cierta seña comunista; hermandad con el sufriente; añoranza de su Perú lejano

Logra la plenitud de la palabra poética. 

Nuevo concepto de alma, el “hueso” es el alma para Vallejo, jugando con la mezcla de lo físico y lo espiritual en un todo. 


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